He tardado 23 años en darme cuenta de que soy tímida. Llevaba un tiempo quedándome hasta tarde en la oficina y una de esas noches una compañera se puso a hablarme de las personas introvertidas y de las extrovertidas. La conversación me abrió los ojos... Ahora he comprendido que si me quedo más allá de mi jornada es solo por mi carácter, ya que inconscientemente espero a que todo a mi alrededor esté vacío y en silencio porque es entonces cuando trabajo bien. Pero también he descubierto que no puedo ser la única a la que le sucede esto: casi la mitad de la población es introvertida. Y, sin embargo, la sociedad parece haberse puesto de acuerdo para facilitarles la vida sólo a las personas expansivas.

PERSONAS INTROVERTIDAS: DISCRETAS PERO EFECTIVAS

Precisamente son estas a las que suelen elegir para puestos de responsabilidad (aunque no
esté demostrado que sean mejores líderes). A ellas se les da mejor venderse (con lo que es más sencillo que se aprecie su trabajo) y a menudo tienen círculos sociales más amplios (lo cual aumenta su capacidad de conseguir oportunidades o desarrollar ideas).

Las personas introvertidas son pensadoras independientes y tienen facilidad para concentrarse

Esto no quiere decir que las introvertidas seamos inferiores, ¡claro que no! Es más, normalmente somos emprendedoras y pensadoras independientes capaces de escuchar y observar y tenemos facilidad para concentrarnos horas en una única tarea. Además, solemos ser ocurrentes y tener puntos de vista originales, pues nos gusta trabajar solas. Lo que ocurre es que las modernas y ruidosas oficinas abiertas, donde hay barra libre para las interrupciones y no existen espacios para reflexionar, pueden lograr que tu empleo se convierta en una pesadilla. Si es tu caso, tranquila, nada ni nadie podrá impedir que seas la caña en tu profesión. Sólo tienes que seguir estos consejos.

Aprende a venderte mejor en el trabajo

La autopromoción no conlleva alardear de una misma, sino más bien saber enumerar con destreza los hechos. No tienes por qué realizar afirmaciones tipo «soy una diseñadora increíble», basta con que expliques tus experiencias y hables de resultados, aportando datos y cifras. Por ejemplo, si te han nominado a un premio, dilo; si has aumentado los beneficios de la empresa, comunícalo, incluyendo el porcentaje exacto, y si los comentarios de los clientes te avalan, no te lo calles. No presumes de tus logros, simplemente dices la verdad. Y recuerda, si tú no te vendes, nadie lo hará por ti.

Cuando quieras que te dejen en paz, dilo claro

Si tu entorno laboral es uno de esos en los que todo el mundo habla a grito pelado, el uso de unos auriculares de los que te aíslan del ruido no sólo te proporcionará el añorado silencio, sino que además te servirá para que aquellos que te rodean sepan que necesitas concentrarte a tope porque estás haciendo algo importante, lo cual minimizará la probabilidad de que vengan a darte la lata. Otra opción es decir (de manera amable, claro) que estás ocupada y que no puedes permitirte distracciones. Algo así: «Pero, ¿qué me dices? Me parece superinteresante. Si quieres, quedamos a última hora, sobre las cinco, y me lo cuentas, que estoy con algo urgente». Con esto muestras que eres sociable y no rehúyes la conversación, pero sin sacrificar tu productividad.

Intenta teletrabajar una día a la semana

Si tu empresa es flexible y progresista, proponle la posibilidad de trabajar desde casa, aunque sea sólo una jornada a la semana. Esta medida no sólo puede mejorar tu salud mental, también tu rendimiento. Imagínate un día entero sin estar on constantemente, ni tener que hablar del tiempo con nadie, ni viajar en un vagón de metro hasta arriba
o sufrir interrupciones cada dos segundos cuando intentas concentrarte para hacer alguna cosa. Serás mil veces más productiva y lo mejor es que no sólo tú lo notarás, también tus superiores.

Reuniones: mejora tu forma de hacer contactos

Ha llegado el momento de darlo todo. Ten en cuenta tres cosas: hacer contactos es más fácil según vas cogiendo tablas; unas reuniones irán bien y otras no tanto (pero no pasa nada), y por último, si dudas, te queda tu superpoder de tímida: escuchar. Además, pregunta y presta atención a las respuestas, esto hará que estés cómoda y conseguirás reunir más información sobre las personas que cualquier extrovertida de turno. Y es bueno llegar pronto a los eventos, antes de que la marea sea insoportable, y no irse a los quince minutos: quédate al menos una hora.

Aboga por la creatividad individual

Según un estudio de la Universidad de Búfalo, en EE. UU., la soledad puede ser un motor de creatividad, especialmente en el caso de las personas introvertidas, que se quedan cortadas en los momentos de las lluvias de ideas o no se atreven a compartir sus propuestas en público. Las tímidas suelen tener una increíble capacidad de concentración, que les puede durar horas y horas. Así las cosas, las empresas que insisten en que se haga todo el trabajo en equipo están desperdiciando el talento de muchos de sus empleados. De hecho, los estudios han demostrado una y otra vez que en estas sesiones de brainstorming colectivas surgen menos proyectos ingeniosos que cuando la gente trabaja por su cuenta y luego intercambia opiniones. Cuando te estés preparando para alguna junta importante, pregunta si puedes pasar tus ideas directamente a quien esté organizando la reunión y, ya después, unirte al encuentro.

Presentaciones: prepáralas bien (ensayos incluidos)

Asúmelo: en algún momento de tu vida vas a tener la obligación de hablar en público o hacer una presentación. Y esto es positivo porque es una manera de demostrar quién eres, el trabajo que has hecho y tus puntos fuertes. Eso sí, antes de que llegue el día resulta conveniente que hayas aprendido a lidiar con el pánico escénico.

Si conocer gente, hacer llamadas e interactuar no es lo tuyo, elige un sector que no lo requiera

Puede que no pierdas nunca el miedo, pero existen medidas para no estar tan de los nervios. Si tienes tiempo para prepararte, encuentra el momento de ensayar tu ponencia delante de alguien (o, mejor aún, de varias personas). Así, podrás enfrentarte a tus miedos (aunque el ensayo en sí también te cueste horrores). Si repites tu discurso varias veces delante de otros (pide a alguien de confianza que te ayude), tendrás más seguridad en ti misma. Si no hay nadie con quien te sientas cómoda, quizás te merece la pena pagarte una sesión con un coach vocal.

Conócete a ti misma y elegirás mejor

Descubre qué cosas te gustan y se te dan bien. Si conocer gente, hacer llamadas e interactuar con otros no es lo tuyo, igual es preferible que no elijas un sector que requiera realizar este tipo de tareas a menudo. Todos los trabajos conllevan sacrificios, pero si optas por uno que no te suponga vivir en un estado de pánico constante, mejor. Quizás esto pase por hacerte freelance (al menos una temporada), repensar tu vocación o, simplemente, cambiarte a una empresa más pequeña. Decidas lo que decidas, encuentra la cultura empresarial y el ambiente que más se adapten a ti. Tampoco olvides que, si hay cosas que no te encajan, puedes intentar cambiarlas. Y si te encanta lo que haces, pero estás hasta el moño de las sesiones en grupo, habla con tu jefa y pídele trabajar de vez en cuando desde casa. Es una solución.

¿Introvertida o Extrovertida?

Si respondes ‘sí’ a la mayoría de las preguntas, es probable que pertenezcas al ‘club de las tímidas’. ¿Lista para descubrirlo?

  • ¿En el trabajo, sueles buscar más las conversaciones privadas que las charlas en grupo?
  • Después de pasar varias horas socializando, ¿notas que estás cansada y necesitas desesperadamente pasar tiempo a solas para cargar las pilas?
  • En las reuniones de trabajo, ¿eres de las que atienden primero y hablan después?
  • ¿Sabes escuchar y esperas que los demás también lo hagan?
  • ¿Prefieres tener pocos amigos íntimos que muchos conocidos?
  • Después de pasar un tiempo a solas, ¿sientes como si hubieras recuperado fuerzas?
  • ¿Te cuesta menos expresarte por escrito (y lo haces mejor) que de palabra?