Un 8 de marzo más tenemos que lamentar que a la igualdad al 100% entre hombres y mujeres le queda aún mucho por avanzar. Especialmente en el ámbito laboral, donde las mujeres sufren aún los techos de cristal y la brecha salarial, pero también en el ámbito personal.

Sentimos decirlo, pero hay muchas otras brechas a las que vas a tener que enfrentarte en la vida por ser mujer, como las relacionadas con la conciliación, pero también con el consumo, el ocio y la digitalización.

Y es que no sólo debemos hablar de brecha salarial, aunque también, porque es un problema que alcanza a todas las esferas. No pienses que es algo que pasa solo a pequeña escala, sino que también importantes actrices protagonistas de grandes producciones han tenido que enfrentarse a la brecha salarial. Llama la atención el caso de Clarie Foy, la actriz que encarnó a Isabel II en 'The Crown' durante las dos primeras temporadas de la serie, que recibió un sueldo inferior respecto a su marido en la ficción, Matt Smith.

Aunque en ese caso mediaba la cuestión de que el actor era más conocido y su remuneración iba acorde a este hecho, lo cierto es que, como explica Eva Blasco, presidenta de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia EVAP, "podemos decir que aún existe brecha salarial". En España, con los últimos datos disponibles, que son de 2020, esta se sitúa en un 19%.

"Es algo inferior a la de 2019, pero es una cifra muy importante", añade Blasco. Sobre todo porque no es uniforme, sino que es más amplia en sectores masculinizados y en regiones como la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Murcia, Navarra, Andalucía o Asturias. La solución no se encuentra únicamente en las manos de las empresas, sino que, como añade la presidenta de EVAP, "es un problema estructural y social" y para combatirlo es fundamental "introducir medidas para la corresponsabilidad de hombres y mujeres".

No obstante, la conciliación es uno de los aspectos en los que existe una brecha mayor entre hombres y mujeres. Y no es el único, pues también hay desigualdades en la forma en la que consumimos, nos divertimos y nos digitalizamos.

Brecha en la conciliación

Como explican desde ClosinGap, la organización del tiempo que se destina al trabajo y a la responsabilidad familiar y del hogar está descompensada en función del género, algo que tiene un impacto en la carrera de la mujer, principalmente.

"Por los roles asignados o desempeñados, la gestión del conflicto de horarios recae mayoritariamente sobre las mujeres, y la ejecución de las tareas de cuidados (hijos y hogar) es, con diferencia, la que recibe una atención y dedicación de tiempo más desigual entre hombres y mujeres", afirma el informe 'Coste de oportunidad de la brecha de género en la conciliación' de ClosinGap. No es de extrañar, por tanto, que la pandemia y el confinamiento afectaran más a la salud mental de las mujeres.

La brecha salarial es un problema estructural y social

Aunque es cierto que las jornadas interminables de trabajo y la falta de conciliación en muchos puestos afecta asimismo a los hombres, también lo es que "ellas disponen de menos tiempo para progresar laboralmente por las renuncias asociadas a la familia".

Las horas de más que una mujer dedica a las tareas familiares y del hogar afectan al coste de oportunidad de poder utilizarlas para otras cosas, como avanzar en su carrera. El 22,6% de las mujeres en edad de trabajar abandona su puesto para atender a sus hijos y las tareas del hogar, mientras que en hombres esta proporción es del 2,5% (lo hace un hombre por cada nueve mujeres).

Esta diferencia no tiene solamente consecuencias para la carrera de la mujer, sino también para el resto de la economía. Con los datos de 2017 que aporta este informe, si las 403.200 mujeres que trabajaron a tiempo parcial para dedicarse al hogar y la familia hubiesen ampliado su jornada laboral en una hora más al día, habrían generado cerca de 3.000 millones de euros más (0,3% del PIB). Ahí es nada.

Brecha en el consumo

A la hora de consumir también se aprecia un reflejo de la desigualdad entre hombres y mujeres. De acuerdo con otro de los estudios elaborados por ClosinGap, cuando la cabeza de familia es mujer el hogar consume 452 euros al año más en bienes y servicios básicos que en el caso contrario.

Con datos de 2019, si los hogares que encabezan hombres igualaran su consumo a los de las mujeres el consumo anual aumentaría en 5.424 millones de euros, lo que equivale al 0,4% del PIB español.

La gestión del conflicto de horarios recae mayoritariamente sobre las mujeres

Especialmente relevante es el caso del gasto en alimentos, el mayoritario sobre el consumo total del hogar, que es 183 euros anuales superior en el caso de hogares encabezados por mujeres.

Pero no todo va a ser malo. Los patrones de consumo de ambos géneros denotan que en el camino hacia un consumo más sostenible la mujer ha tomado la delantera y, además, ellas compran de forma más consciente, reflexiva y multicanal que el hombre.

Brecha en el ocio

¿Sabías que las mujeres tienen menos tiempo de ocio diario que los hombres? Así, al menos, lo indican las estadísticas. En concreto, las mujeres tienen una hora y treinta y siete minutos menos de tiempo libre al día, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Un dato que se explica porque las mujeres dedican unas dos horas más al día que los hombres al hogar y a la familia.

"Las actividades relacionadas con el hogar y la familia son las únicas actividades de la vida diaria a las que las mujeres dedican en promedio más tiempo que los hombres", concluye un tercer informe de ClosinGap, según el cual la brecha en el ocio se define como el conjunto de desigualdades que, por condición de género, son determinantes de la disponibilidad y el uso del tiempo libre que hace cada género.

Las mujeres tienen una hora y treinta y siete minutos menos de tiempo libre al día, según el INE

De acuerdo con este informe, el valor económico de profesionalizar los 11,1 millones de horas de menor tiempo libre disponible para las mujeres con el fin de liberar tiempo para ellas ascendería a unos 23.190 millones de euros anuales, equivalentes al 2% del PIB, también con datos de 2019.

Brecha en digitalización

La brecha de género también tiene su reflejo en el mundo digital. Y es muy profundo, pues un informe de ClosinGap dedicado a esta cuestión concluye que hay al menos tres desigualdades entre hombres y mujeres en lo concerniente al mundo digital.

En primer lugar, las mujeres tienen competencias digitales relacionadas con la comunicación e información, al tiempo que los hombres destacan en software y solución de problemas digitales. Y lo más preocupante es esta segunda parte. Según el informe, las habilidades en programación en algún lenguaje informático son comunes para el 5,1% de las mujeres, frente al 10% de los hombres, mientras que el 23,8% de ellas sabe manejar Excel, en comparación del 31,2% de ellos.

En segundo lugar, las mujeres hacen menos operaciones por internet por ser más precavidas. Bien es cierto que no existe ya una brecha en el uso de internet (mujeres y hombres lo utilizan ya en similar proporción), pero las mujeres son algo más prudentes que los hombres a la hora de compartir información personal en internet, especialmente cuando realizan compras online al asociarlas a problemas de ciberseguridad. En consecuencia, los hombres son más veces víctimas de fraude (24,4%) que las mujeres (17,8%).

El impacto económico de esta desigualdad es alto: si las mujeres comprasen por internet siguiendo los mismos patrones que los hombres, el comercio online crecería en 411 millones de euros.

La tercera y última brecha implica que las mujeres deben prepararse con más intensidad que los hombres para el empleo del futuro. No en vano, las mujeres se encuentran menos representadas en las carreras STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

De eliminarse esta diferencia, el impacto sobre la economía sería notable. Si las mujeres formasen parte de este colectivo de trabajadores en la misma proporción que los hombres (se añadirían 247.600 ocupadas más) y fuesen igual de productivas que la media del sector (77.600 euros por empleado), el valor económico aumentaría hasta los 31.200 millones de euros al año, lo que equivaldría al 2,8% del PIB de 2019.