Por suerte o por desgracia, no todas las etapas de la vida laboral (e, incluso, de tu paso por un puesto de trabajo) son iguales. En algunas te sientes más motivada e identificada con el trabajo, mientras que en otras tu actitud es más pasota o, incluso, te identificas con el síndrome 'burnout' (estás quemada). Si estás en el segundo grupo, quizás es hora de ponerle remedio.

No quieras convertirte en ese compañero de trabajo que siempre se está quejando de todo, pero nunca le pone remedio. Ese colega que se parece demasiado al enanito Gruñón del cuento de Blancanieves, que se pasaba todo el día de mal humor, siendo intransigente con cada cosa que pasaba y, en ocasiones, maleducado. ¿Te recuerdan a alguien estas actitudes?

Este enanito recibe en inglés el nombre de Grumpy, algo que en español podríamos traducir como 'gruñón' o 'cascarrabias'. Una actitud que es relativamente común en cualquier trabajo. Hace poco hablábamos del 'quite quitting' o la renuncia silenciosa, una tendencia en auge entre los millennials y la Generación Z que consiste en trabajar lo mínimo para no ser despedido en lugar de abandonar el trabajo por puro agotamiento.

Al extremo contrario se sitúa el 'grumpy staying' o permanencia gruñona, una denominación bajo la que se agrupan aquellos trabajadores que a regañadientes y con muchas quejas se resignan a mantener sus puestos de trabajo aunque no estén nada contentos. A veces por pereza para cambiarse de empleo y otras, sencillamente, porque no están en posición de hacerlo, dado que no tienen la oportunidad.

Bienestar laboral

Y es que el bienestar en el trabajo es cada vez más importante. Como se desprende del 'II Observatorio de bienestar emocional y factores psicosociales' de Adecco, el 65% de las empresas considera que el riesgo de que los trabajadores padezcan el síndrome del trabajador quemado o 'burnout' se ha incrementado en el último año, mientras que casi el 60% cree que la renuncia silenciosa o 'quiet quitting' ha aumentado también en los últimos meses.

Las condiciones laborales no ayudan. Según el informe 'Precariedad laboral y salud mental', publicado este año por el Ministerio de Trabajo, del total de las personas que forman la población ocupada, unos 17,3 millones son asalariados y de ellos se considera que un 46,9% tiene un empleo precario, lo que equivale a 8,1 millones de personas. Las principales causas de esta precariedad son la subocupación funcional, el trabajo temporal, el empleo a tiempo parcial involuntario y la insuficiencia de horas, de acuerdo con el mismo.

A la precariedad y el exceso de horas se unen unos sueldos que no avanzan al ritmo del resto de la vida. Con una inflación en el 2,6% que está volviendo a repuntar tras meses en los que ha llegado hasta el 10,2%, los salarios pactados en convenios han avanzado en torno a un 3% este año, según los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Estas cifras implican una importante pérdida de poder adquisitivo para muchos empleados, por no hablar de todos aquellos trabajadores a los que el sueldo no les ha subido nada en todo este periodo inflacionario, que ya dura más de año y medio.

Cómo mejorar tu actitud en el trabajo

Más allá de las condiciones que no puedes cambiar, es importante tomar medidas si sientes que estás en una situación de 'grumpy staying'. Toma nota de estos cuatro consejos que ofrece Adecco para superar la falta de motivación en el trabajo:

  1. Haz descansos durante el día. No afrontes toda la jornada laboral de seguido, haz descansos de vez en cuando y pasea para estirar las piernas.
  2. Crea una rutina. Te ayudará a trabajar más relajada.
  3. Aprende a desconectar. No estés enchufada al trabajo todo el día, desengánchate en tu tiempo libre y en tus vacaciones. Aquí tienes unas recomendaciones de cómo hacerlo.
  4. Busca un nuevo trabajo. Si realmente estás quemada y no eres capaz de cambiar la situación quizás la única solución es hacer borrón y cuenta nueva, ya sea cambiando de departamento, de puesto de trabajo o directamente de empresa.