Así es la vida: las apariencias, muchas veces, engañan. Y entre los pasillos de un supermercado, encontramos mucho trampantojo. Bricks que presumen de estar hechos con recetas 'de la abuela' o eslóganes que dan por sentado que el producto que tienes entre manos es saludable nos convence para ir a caja seguras de que lo que has lanzado a tu cesta, es el mejor gesto que has hecho por ti en todo el día.

Pero no es oro todo lo que reluce. Y nosotras estamos aquí para ayduarte. ¿Quieres conocer algunos ejemplos que te pueden confundir, y aprender las claves para no volver a caer nunca más en la trampa?

1. Yogures de sabores light o 0%.
Parece que estas dos palabras mágicas –light o 0%– son el pasaporte que necesitamos para lanzarnos, sin remordimiento, al acecho de cualquier producto. Da igual lo que sea, "porque pone light". Los yogures de sabores con estas características, nos parecen muy sanos a primera vista: sí que es cierto que les reducen la grasa, pero ganan en azúcar (es la forma con la que se consigue el sabor y la textura). Tal y como ves en el ejemplo que nos envía Andrea Onzaín, coach nutricional (y especialista en descifrar el etiquetado), esta unidad contiene ¡16 gramos de azúcar! (Si no te haces una idea, equivale a cuatro terrones). Conclusión: tiene más azúcar (8,1%) que fresa (7,2%).

Nail, Paint, Label, Chemical compound, Plastic, Cylinder, Chemical substance, pinterest

¿La solución si te gustan los yogures? Según la experta, tienes que elegir "uno natural, si es eco mejor, aderezado con una cucharada de azúcar moreno, miel, sirope de arce o una de algarroba o chocolate desgrasado", confiesa.

2. Pan integral, pan de centeno...
Otro concepto que funciona como el pretexto ideal es la palabra "integral". Plus, cada vez están de moda las variantes como el pan alemán, o de centeno. Pero OJO: antes de comprar un pan por su color oscuro, o por sus pipas adornándolo por encima, entérate bien de sus ingredientes, y confirma que es integral de verdad (si crees que el de la imagen es de lo más healthy NO, no lo es).

Lo primero que te tienes que preguntar es: ¿sabes la diferencia entre la sémola (harina gruesa) de trigo duro integral, frente a la sémola de trigo duro más salvado? Nuestra experta responde: "En la primera usan harina integral para elaborar la pasta, por lo que sí es integral. En la segunda usan refinada y le añaden salvado –la cáscara del grano–, por lo que no es integral aunque nos lo vendan como tal".

"Esto que veis en la imagen no es un pan de centeno sino CON centeno. Así lo pone pero el 'con' está en pequeño. Se trata de un pan de molde normal con un 10% de harina de centeno. Además, ¡contiene aceite refinado de girasol!", nos advierte Andrea.

Cuisine, Comfort food, Snack, Junk food, Meal, ready-to-eat, Finger food, Convenience food, pinterest

3. Zumos o smoothies de frutas.
En la era de las fit girls, las bebidas de fruta cold pressed o smothies han conseguido un lugar privilegiado en el reino de los alimentos "aptos para chicas sanas". Pero ojo: no dejes que el packaging te engañe. Lo mejor, sin duda, es hacerte tu propio zumo con frutas en casa: solo así conseguirás conservar todas sus propiedades (una vez se procesan, pierden mucha fibra). Aún así, si un día vas a contrarreloj, y un día quieres comprar en el supermercado, ten en cuenta las dos reglas de oro: 1) que sea zumo de fruta (no concentrado de zumo de fruta). 2) Que no lleve azúcares añadidos.

"Y aún así no abuséis. Por ejemplo, en la foto, (que aparentemente es de lo más sano y nutritivo), este pack contiene 24 gramos de azúcar por ración. A las frutas y verduras de este smoothie se les ha eliminado la fibra, así que nuestro organismo recibe mucho azúcar de golpe. No hay fibra (que ayuda a una mejor digestión) y además, tardamos mucho menos tiempo en beber un zumo, que en comer una fruta, por lo que el impacto de glucosa es más brusco", nos ejemplifica Andrea.

Brown, Product, Liquid, Magenta, Purple, Violet, Bottle, Logo, Packaging and labeling, Lavender, pinterest

4. Barrita proteica.
Algo parecido ocurre con los snacks de media mañana o media tarde. "A veces no son lo que parecen", revela nuestra coach. Y nos propone un ejemplo: "con tan solo 2,8 gramos de proteína, esta barrita (en la imagen) se está vendiendo como barrita de proteína". Una proporción que resulta ser menor que lo que contienen, por gramo, los frutos secos. "Una barrita proteica debe tener al menos 9 gramos de proteína por unidad", explica.

Text, Purple, Violet, Magenta, Pink, Lavender, Font, Colorfulness, Material property, Circle, pinterest

5. Fiambre de pavo.
Funciona como uno de nuestros grandes aliados cuando estamos "cuidándonos". Solo un apunte: los packs de pavo que tanto compras, muchas veces tienen de pechuga pavo menos del 70% (en la imagen, concretamente, el 69%). Y no hay necesidad, ¿no? El 31% restante se compone, sobre todo, de conservantes, especias, almidones y sal. "De los 5 gramos de sal recomendados al día en un adulto, con 100 gramos de este pavo, ya te has tomado dos". La solución: descubrir marcas con un alto porcentaje de pechuga de pavo (Frial o Bonatur son dos de ellas). Si tomas pechuga de pavo, que sea de verdad.

Text, Peach, Label, Circle, Paper, Packaging and labeling, Trademark, pinterest

6. Tomate frito.
Es una de esas tradiciones que se pierden: hacer tomate en casa. Quizá, cuando leas esto, te replantees dedicar un domingo a hacerte tus propios tarros. En la imagen de Andrea Onzaín, vemos a la izquierda un brick y la derecha, uno bote de cristal aparentemente más sano (léase, of course, "receta artesana"). ¿La sorpresa? Esta última tiene el doble de calorías, y más del doble de grasa. "Pero lo peor de todo son sus 12,5 gramos de azúcar frente a los 7,4 gramos (que ya es bastante) del tomate de brick. Entre las dos opciones, mejor la de la izquierda", señala la coach. De nuevo queda en evidencia la importancia de leer las etiquetas.

Liquid, Orange, Logo, Condiment, Coquelicot, Bottle, Packaging and labeling, Peach, Cylinder, Sauces, pinterest

7. Caldo de verduras.
Qué rico nos sale cuando nos lo hace la mamma. Si tampoco te atreves a enfrentarte a la olla exprés, ten mucho cuidado (de nuevo), con lo que compras (da igual que el brick sea muy verde).

En esta ocasión, un ingrediente a tener especialmente en cuenta es la sal. "En los ejemplos de la foto, el caldo pre-cocinado de arriba contiene 0,60 gramos de sodio por cada ración de 250ml es decir, 1,5 gramos de sal. El de abajo contiene 1 gramo de sodio (2,8 gramos de sal, aproximadamente). Teniendo en cuenta que la OMS recomienda un consumo de no más de 5 gramos al día por adulto, creo que tomar 2,8 gramos solo con una tacita de caldo es una barbaridad, ¿no?", reflexiona Andrea Onzaín. "Yo recomiendo no comprar nada que contenga más de 0,25 gramos de sal (0,1 gramos de sodio), por cada 100 gramos de sodio", nos aconseja. (Nota útil: recuerda que para saber cuánta sal son los miligramos de sodio, basta con multiplicarlos por 2,5).

Yellow, Text, Colorfulness, Line, Font, Parallel, Tints and shades, Number, Display device, Circle, pinterest

Estamos en un mundo donde impera la filosofía 'eco', el slow food y la alimentación consciente. Sin embargo, y por regla general, no estamos tan acostumbradas a 'descifrar' el contenido de los productos envasados, que es algo básico. ¿Cómo llevar una dieta saludable entonces? "Lo ideal es comer cuantas menos cosas envasadas, que estén dentro de una bolsa, mejor", señala Andrea. Si no puede ser, ya has visto que hay opciones mucho mejores que otras. Ya lo sabes: antes de llenar tu carro, desempolva tu lupa, ármate de paciencia, y emplea el tiempo que sea necesario entre estanterías con alimentos. Ya verás cómo en unas semanas, ¡serás la reina del supermarket!

xView full post on X
Headshot of Amaya Lacarra
Amaya Lacarra

Tras una década escribiendo y entrevistando sobre viajes, cultura y gastronomía en distintas revistas femeninas, ahora dirige el equipo digital de Cosmopolitan. A su especialidad del buen comer o del buen hacer en cualquier recoveco del mundo, ahora se suma la gestión de otros campos como la moda, la belleza o las ‘celebrities’. Adicta al chocolate y a su Navarra natal, estudió Humanidades y Comunicación en la Universidad de Deusto, además de cursar un Máster Oficial de Periodismo de Investigación en la Universidad Complutense de Madrid.