¿Estarías dispuesta a trabajar a tope de lunes a jueves para disfrutar de un fin de semana de tres días? La financiera neozelandesa Perpetual Guardian planteó esta cuestión a sus 240 empleados y, durante dos meses, probaron la reducción de su semana laboral… con el mismo sueldo. ¿Resultado? Todo un éxito: mayor productividad, más satisfacción, más posibilidades de conciliación y menos estrés. Y decidieron aplicarlo indefinidamente.

La experiencia sigue las recomendaciones de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), que aseguraba, años atrás, que esta medida crearía más empleo y de mejor calidad (si quieres saber en qué sectores hay más trabajo ahora, pincha aquí). También secunda la opinión de empresarios como Larry Page, de Google, o Carlos Slim, presidente de diferentes fundaciones que promueven el empleo en Sudamérica, que lo ven como algo motivador para sus empleados.

En Inglaterra ya se habla de que esta será la próxima conquista, como la jornada de ocho horas (hace dos siglos) o el fin de semana de dos días y las vacaciones pagadas (principios del XX). Mientras, en España este modelo se encuentra en fase de prueba, concretamente en Valencia (considerada como la ciudad más saludable del mundo, por cierto), que acaba de ponerlo en marcha para testar sus resultados.

A prueba en Valencia

Habida cuenta de que esta jornada laboral reducida está dando buenos resultados en otros países, era cuestión de tiempo que se plantearan instaurarla en España. Por lo pronto no es una realidad, pero sí nos estamos acertando a ella. Durante un mes, desde el 10 de abril hasta el 5 de mayo, en la ciudad de Valencia se aplicará la jornada laboral de 4 días como parte de un programa piloto. La idea es analizar sus efectos, incluido el impacto en cuestiones de movilidad, salud y ocio, además de los que implican a la economía y a los propios trabajadores.

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En nuestro país ya existen precedentes recientes. Los encontramos en empresas que han apostado por ofrecer jornadas laborales de cuatro días a sus empleados, como son Telefónica o Desigual, entre otras. Sin embargo, esta será la primera vez que la veremos aplicada a nivel general en toda una ciudad. Quién sabe, quizá más pronto que tarde trabajar 32 horas semanales será una realidad a nivel nacional.

¿Por qué se ha planteado precisamente ahora? Pues, para empezar, porque se sigue la estela de la experiencia de otros países (Reino Unido, Suecia, Islandia, Portugal, Alemania y Lituania en Europa, y Nueva Zelanda y Japón a nivel internacional). Además, el debate ha sido propiciado también debido a los cambios que hemos vivido a partir de la pandemia de 2020, cuando el teletrabajo cobró especial protagonismo (así como la ropa para estar en casa, porque los pijamas de dibujos animadas no quedan bien en las reuniones ‘online’).

Nos toca esperar a conocer los resultados de esta prueba, que se esperan a partir del 20 de julio. Se estudiarán las emisiones contaminantes, el consumo eléctrico y de gas, la circulación y las entrevistas personales para conocer cómo lo ha vivido la población valenciana. Vaya, que aguantarás un día menos a la semana a ese compañero de trabajo trepa.

¿El mismo salario?

Los nuevos tiempos imponen otras reglas. Aunque, en palabras de Juan Pedro Sánchez, psicólogo de empresa, los cambios deberían hacerse poco a poco, “preguntando a los trabajadores y testando la satisfacción del cliente”. Menos días de trabajo, sí… ¿pero con más horas? Este experto considera que ello sería contraproducente, y cree, además, que tampoco tendría que repercutir en el salario, siempre y cuando “no se pierdan de vista los objetivos”.

Reducir la jornada laboral disminuye el estrés y aumenta la productividad

José Luis Casero, empresario y presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios, no lo tiene tan claro: “Si reduces el tiempo, disminuyes la efectividad”. Y la productividad es, quizás, nuestro talón de Aquiles. Según datos de la OCDE, trabajamos más que en otros países (277 horas más que en Alemania) y producimos menos. Tendemos a alargar la jornada, y si apostáramos por una semana más corta, no acabaríamos nunca. O nos obsesionaríamos con la productividad, lo cual es peligroso.

“Tal como son los horarios en España, estaríamos en los despachos hasta las diez de la noche”, aventura Casero, quien habla, por un lado, de lograr “un empleo, salario y horario dignos antes de pasar a un modelo superior” y, por otro, de no tener miedo a evolucionar porque, “con el sistema actual, no estamos teniendo resultados brillantes”. Lo que ahora parece una quimera podría hacerse realidad. ¿Te estás preguntando ya dónde hay que firmar?

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Grandes ventajas

La semana de cuatro días no sólo mejora tus condiciones de trabajo y tu calidad de vida. También tu empresa puede beneficiarse.

  • Más felicidad

Poder conciliar y tener más espacio para ti forma parte del salario emocional que, como explica el empresario José Luis Casero, “trasciende el sueldo y hay que cuidarlo”. Porque los jefes saben que contribuye a que rindas más. De hecho, cada vez hay más empresas que se preocupan por cuidar a sus trabajadores.

  • Menos absentismo

Si eliminas el estrés y el cansancio (síntomas del ‘burn out’ laboral), rebajas la posibilidad de error, los accidentes y las bajas. Eso sí, siempre que la compañía aplique unos horarios razonables.

  • Mayor compromiso

Según el psicólogo Juan Pedro Sánchez, unas buenas condiciones potencian las conductas de ciudadanía organizacional; es decir, prácticas como “ayudar a un compañero o un cliente sin que lo haya pedido”.

  • La economía gana

Al disponer de más tiempo, el consumo se incrementa. Además, el hecho de tener que pagar menos horas de luz o teléfono “reduce costes en la empresa”, según Sánchez.

Pequeñas desventajas de la jornada laboral de 4 horas

Sin embargo, la perfección no existe, y esta estrategia también tiene ciertos inconvenientes.

  • ¿Para todos?

Hay determinados sectores en los que resulta mucho más complicado aplicar este sistema. Por ejemplo, es el caso de la educación, la sanidad o la hostelería, profesiones señaladas como las más difíciles de reajustar dentro de una jornada de cuatro días.

  • Reorganizar las tareas

Si de habitual ya cuentas con una carga de trabajo bastante elevada, tomar conciencia de que debes dejarlo todo terminado en cuatro días puede parecerte un odisea. Son las mismas tareas, pero en un período de tiempo más reducido. Eso, o trabajar más horas cada día.

  • Gestionar los equipos de trabajo

Si para conseguir que este modelo de jornada triunfe se recurre a la rotación de equipos (para cubrir la semana de lunes a viernes), se corre el riesgo de no ser capaz de coordinarlos entre sí, por muy buen líder que seas.

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Da el primer paso

El debate ya está sobre la mesa y eso es un gran avance, aunque el experto José Luis Casero aconseja cambiar antes algunas cosas. Apunta las que están en tu mano.

  • Tú decides

El psicólogo Pedro Sánchez comenta que empresarios y trabajadores “deberían ganar autonomía para decidir cómo alcanzar los objetivos y gestionar el tiempo”.

  • No calientes la silla

Hay que dejar de asociar tiempo y productividad. “Es más rentable trabajar orientados a proyectos para servir al cliente, que por horas”, comenta Sánchez.

Evita gestos como salir a tomar un café, luego un pincho, fumar… O, como dice Casero, “dedicar dos horas al almuerzo cuando el domingo comes en una”.

  • Evita tareas triviales

“Reuniones eternas, interrupciones continuas… tienen como único objetivo dar la sensación de que se están haciendo cosas todo el rato”, apunta Sánchez.