Desempleada y embarazada de su primer bebé, Cristina Aguilar acaba de cumplir 34 años. Aunque, matiza, está en la bolsa de trabajo del supermercado donde trabajaba, no tiene mucha esperanza. "Ya sabes cómo funciona, estoy esperando a ver si me llaman y no sé qué pensarán si me ven en avanzado estado de gestación", comenta. La incertidumbre planea sobre ella y su pareja, que esperan, con ilusión y un miedo extra, el nacimiento. Cristina tiene claro que "si él no tuviera un empleo fijo, no me habría quedado embarazada".

Ella representa a casi un 33% de millennials que pasan grandes estrecheces, condenados a una especie de eterna adolescencia mientras afrontan su futuro con preocupación.

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En riesgo de exclusión

"Los jóvenes españoles somos el segundo colectivo con más riesgo de pobreza y exclusión social, sólo por detrás de la infancia –confirma Andrea González Henry, presidenta del Consejo de la Juventud de España–. Millennials y generación Z somos los que peores perspectivas económicas tenemos para los próximos 60 años". Además, Inés Ferreirós, coordinadora del Laboratorio de la Fundación Alternativas, recuerda que, aunque el desempleo global ha descendido, "en España el paro juvenil ha crecido a un preocupante 32,3%".

En España hay 10 millones de personas en situación de pobreza y 4,4 millones son menores de 36 años, según cuenta Sergio Mella, director general de Mensajeros de la Paz, que insiste en que “hay que intervenir en las causas y dar herramientas para que no se cronifique. En cuanto a tu desarrollo social, marca más tu código postal que el genético. Para un joven de una familia en situación de pobreza es muy difícil salir de ella”.

82% de españoles menores de 30 años vive con sus padres.

Contrato social roto

Con este panorama, evolucionar a una vida adulta se complica. Para vivir solo de alquiler, un joven tendría que usar el 85% de su salario neto. Pagar la entrada para comprar una vivienda le supondría 3,9 veces su salario anual neto. Por eso, nuestro país está a la cola de la emancipación en Europa. "La media es de casi 30 años. El problema, que va mucho más allá de querer tener hijos o formar una familia, también afecta a la creación de negocios, la autoestima, tener un empleo de calidad o el derecho al ocio", dice González Henry.

Más de un millón de jóvenes está en situación de pobreza, con menos de 9.535€ al año.

Buena parte de la juventud actual ha nacido y crecido en crisis. A la de 2008, se ha sumado la de la pandemia y, ahora, la superinflación. "Se ha roto el contrato social, el acuerdo colectivo de derechos y deberes. Los estudios superiores garantizaban el acceso a un trabajo con ingresos suficientes para una vida digna y poder ahorrar, lo que posibilitaba vivienda y seguridad. Hoy, nada de eso se cumple", explica Marina Sánchez-Sierra, socióloga y técnica de investigación en Cáritas Española, que denuncia que términos como ‘coliving’, o ‘minijobs’ son eufemismos de la precarización. Desencantados, muchos jóvenes practican el ‘quiet quitting’, trabajan lo justo para no ser despedidos y se ciñen a las tareas y horarios en su contrato.

"La realidad es que los jóvenes, incluso con empleo, afrontan una situación de pobreza", dice la técnica, que advierte de las graves consecuencias que puede acarrear en la salud mental y recuerda que el concepto ‘nini’, si alguna vez existió, está obsoleto: "Un 21% de la población joven española ni estudia ni trabaja porque no puede. No tiene acceso". Y señala que para las mujeres es peor: "En 2021, un 11% de chicos y un 15% de chicas estaban en exclusión. En exclusión severa, ellas casi les doblan a ellos y, si eres extranjera o de etnia gitana, la situación empeora más todavía".

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¿QUÉ PASA EN OTROS PAÍSES?

Las políticas europeas muestran que, para tener bienestar social, es clave luchar contra la desigualdad.

  • Emancipación

En Escandinavia la vivienda es un derecho humano. Aquí, se mercantiliza. "Por eso la media para independizarse es de 30 años y en Suecia de 19", dice Carlos Susías, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza.

  • Movilidad social

En Francia, la promueven contra los círculos de pobreza. "Hay que reformar el sistema para que genere oportunidades sociales", afirma Inés Ferreirós, de la Fundación Alternativas.

  • Multipartidismo

"Fomentarlo y aumentar la participación juvenil en política, como en Portugal, es crucial para defender sus intereses", apunta Ferreirós.

  • Educación pública

Fortalecerla ayuda a evitar las jerarquías sociales, como en los países del norte.

Subsidios con peros

Aunque, como recuerda Carlos Susías, presidente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español, "las medidas impulsadas por el Gobierno en el llamado Escudo Social han evitado que un millón y medio de personas entrase en situación de pobreza", a veces las condiciones para recibirlas son más difíciles de cumplir cuanta más falta te hacen. Para optar al Ingreso Mínimo Vital, por ejemplo, además de vulnerabilidad económica, las personas de 23 a 30 años tienen que demostrar estar independizadas dos años antes y tener, al menos, 12 meses cotizados, algo criticado por organizaciones como Cáritas o el Consejo de la Juventud.

Los millennials han perdido un 22% de poder adquisitivo.

Si estás en precario, muchas veces te pagan en negro y lo de vivir por tu cuenta es una entelequia. En esas condiciones, ahorrar es muy complicado. "Habría que tener más en cuenta la situación real que viven los jóvenes a la hora de diseñar las políticas públicas", apunta Ana Abril, de Cáritas, organización que incluye programas de vivienda para jóvenes en situación de exclusión. Ese es el caso de Valentina Gaitán (19 años), que cursa un grado medio de Estética, vive en un piso compartido de Cáritas en Barcelona–paga 150 euros por una habitación– y trabaja de canguro, limpiadora o fregando platos.

"De lo que salga, gano lo justo para sobrevivir, todo lo que junto es para alquiler y comida", asegura Abril. Cada día, asiste a clase hasta las 13 horas. "Si no trabajo, por la tarde hago de voluntaria–cuenta–. Prefiero mantenerme ocupada que tener tiempo para pensar, porque siento que estoy perdiendo mi adolescencia. Apenas puedo comprarme algo o divertirme. Vivo siempre preocupada por todo". Su sueño sería "un contrato, de lo que fuera, pero estable". Ella cree que "estamos en una sociedad egoísta, nos haría falta ser más empáticos".

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PROGRAMAS DE APOYO PARA JÓVENES

Existen programas de apoyo para jóvenes, tanto públicos como del Tercer Sector. "No están solos, hay mucha gente dispuesta a echarles una mano y escucharles", dice Sergio Mella, de Mensajeros de la Paz.

Para gente de 18 a 35 años se ofrecen 250 euros al mes de ayuda, hasta 24 meses y con un máximo de 6.000 euros. La vivienda debe ser tu residencia habitual y has de acreditar una fuente de ingresos.

  • Plan Estatal Vivienda

Con subvenciones para que los menores de 35 años puedan alquilar o comprar casas en pueblos de menos de 10.000 habitantes y otras medidas para aumentar el parque público de alquiler.

  • Hogares de Oportunidades

En Mensajeros de la Paz dan alojamiento a jóvenes sin hogar y les enseñan a crear un plan de ahorro, buscar trabajo y formarse para poder vivir por sus medios al final del proyecto.

  • Ayuda para parados

Las personas de 16 a 30 años podrán cobrar un subsidio de 480 euros con un tope de 30 meses, si cumplen condiciones como ser demandantes de empleo o tener cargas familiares.

  • Ingreso Mínimo Vital

Entre los 565 y los 368 euros. Para recibirlo, los jóvenes de 23 a 30 años tienen que probar que son vulnerables económicamente, que llevan emancipados dos años y tienen doce meses cotizados.

Transmisión generacional de la pobreza

Una de las consecuencias más preocupantes de la situación de precariedad que viven los jóvenes desde 2008 es la ‘transmisión generacional de la pobreza’. "La gente joven que se encuentra en situación de pobreza o exclusión social no lo sufre de forma aislada, sino que forma parte de su entorno familiar. Un joven o una joven no es pobre si no lo es también su familia, y es probable que, esa situación, se perpetúe cuando forme su propio hogar", subraya Carlos Susías.

Además, Inés Ferreirós apunta que "la mayor parte de jóvenes se ven obligados a emigrar para poder trabajar en aquello para lo que llevan años preparándose". En ese sentido, considera que "descentralizar el mercado laboral, especialmente del sector servicios, haría mucho por la economía de los jóvenes españoles", y recalca lo fundamental que es "prestar atención, también, a la salud mental, que está deteriorándose mucho entre las personas jóvenes".

En la cuerda floja

Quizá lo que mejor define a los jóvenes actuales es la incertidumbre. Para sus padres, un trabajo era garantía de una vida adulta segura; para ellos, es una apuesta dudosa. "A veces bromeo con que vivimos a final de mes durante todo el año", apunta Joseba Sánchez (27 años), que hizo un grado medio de Informática pero, al empezar a trabajar, descubrió que su vocación era ser educador social.

28% de personas de 16 a 34 años está en situación de exclusión social.

Mientras sigue formándose, trabaja de monitor en un centro de acogida de Cáritas en Elche. Él subraya que se ha coindependizado con su pareja. Lo dice así porque "no podríamos vivir solos. Cobro 1.100 euros y el piso de 50 metros nos cuesta 550 a cada uno –explica–. La sociedad debería ser una piña para luchar juntos por que pongan límites a estos alquileres que nos asfixian".

Joseba, además, considera que hay que ser activos y promover soluciones: "La sociedad es consumista, en vez de seguir ese juego, hay que buscar alternativas. Mi pareja y yo, como no podemos salir todos los fines de semana, nos vamos al monte con la comida de casa o hacemos cenas comunitarias con amigos. Tenemos que ser más prudentes que cualquier generación anterior. Un imprevisto puede acabar con nuestro presupuesto".

Todo esto, ¿para qué?

Esfuerzo es una palabra que repiten mucho las y los millennials. Sobrevivir es tan duro que puede erosionar la esperanza. Por eso, Cristina reclama "que los políticos den una vuelta a la reforma laboral, no es justo cómo vivimos los trabajadores. Esto es real, hay mucha gente como yo e incluso en peor situación”. Por su parte, Joseba anima “a no decaer y cuidar de tu salud mental, es fundamental. Esto nos está afectando, pero no puede comernos. Vamos a superarlo como sea".