Esto no es el parchís, aunque se le parece, y no te vendría mal conocer las reglas para ganar en este juego. Aquí el tablero será tu lugar de trabajo, y las fichas de colores, tus compañeros. El objetivo es conocer cómo es cada uno y, en función de eso y de tu carácter, aplicar pautas para que la comunicación fluya y evitar los malos rollos.

Se trata de que aprendas a poner en funcionamiento un sistema inspirado en el método DISC, que desarrolló el psicólogo William Moulton Marston en 1928. Su propósito era analizar los patrones de comportamiento de las personas sanas y todavía hoy lo emplean las empresas en sus procesos de reclutamiento, así que razón de más para saber cómo funciona. "Consiste en la evaluación, mediante un test, de la personalidad en base a cuatro variables (dominancia, influencia, estabilidad y cumplimiento). Esto ayuda a las compañías a entender qué tipo de empleados tiene y su nivel de confiabilidad para cada tarea según su perfil, así como su capacidad de adaptación, liderazgo o compromiso", explica Buenaventura del Charco, psicólogo especializado en humanismo.

Mónica Pérez, directora de Comunicación, Estudios y RR.II. de Infojobs, lo confirma: "Se utiliza en Recursos Humanos, además de para identificar las características de la personalidad dominante, para detectar habilidades, lo que permite crear mejores equipos de trabajo, al combinar personalidades que sumen entre ellas. Agrupar caracteres distintos no implica que tengan que llevarse mal, incluso pueden aportar más puntos de vista, pero confeccionar una plantilla de personalidades similares favorecerá un mayor entendimiento. La clave está en el equilibrio". Como señala el psicólogo Alberto Valle, "este modelo explica de manera sencilla patrones elementales de comportamiento y puede ser muy útil para las personas a las que les cuesta desarrollar habilidades, porque podrán evitar conflictos laborales".

Te damos todas las claves para que puedas ponerlo en práctica.

Rojos

El rasgo que los caracteriza es el de ser personas muy directas. "Cuando se les hace una pregunta concreta suelen responder exactamente lo que piensan, sin adornos", explica el 'coach' Thomas Erikson en su libro 'Rodeados de idiotas' (ed. Planeta).

mujer independiente
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Puntos fuertes

"Son independientes, racionales eficaces y acostumbran a ser buenos en la dirección, porque transmiten confianza, liderazgo y son resolutivos", detalla Buenaventura del Charco. Si estás trabajando en un proyecto y necesitas un extra de energía, puede que te interese tener un rojo en tu equipo. "Siguen peleando sin descanso cuando los demás ya se han rendido", puntualiza Thomas Erikson.

Puntos débiles

"Tienen una gran necesidad de control y son muy competitivos, por lo que resultan poco empáticos y emocionales. Siempre se mueven en esa fina línea entre el orgullo y el autoritarismo", dice Del Charco.

Cómo tratar con ellos

No es raro que los demás se sientan intimidados o se enfaden con los rojos. "Detestan las discusiones inacabables y la lentitud, así que habla y actúa con celeridad. Si puedes acabar una reunión antes de la hora prevista, mejor. Y ve al grano con los problemas, nada de contexto", sugiere Erikson.

Con quién se entienden mejor

Rojos y amarillos trabajan bien juntos. "Son enérgicos, extrovertidos, de mente ágil y tienen metas elevadas. Lo único que el amarillo es parlanchín, pero como ninguno sabe escuchar, no hay problema".

Suelen darse combinaciones de colores (formas de ser) en una misma persona, aunque todos tenemos un factor dominante

Amarillos

Por lo general, según detalla Alberto Valle, psicólogo especializado en relaciones laborales y fundador de Psicosniper, su rasgo más marcado es su gusto por la interacción.

mujer entusiasta
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Puntos fuertes

"Son personas expansivas, que se emocionan con los proyectos y se dejan llevar, siendo locuaces, expresivas, empáticas y entusiastas. Esto les lleva a conectar enseguida con los demás y a transmitirles esa efervescencia. Se mueven en términos muy flexibles y poco definidos. Suele gustarles colocarse en el centro del foco y tienen la capacidad de motivar a los otros", enumera el psicólogo Del Charco.

Puntos débiles

Hasta el perfil más optimista y encantador de este método tiene sus peros. "Muchas veces tienen dificultades para escuchar a otros, no consiguen ceñirse a las normas y los protocolos establecidos, muestran poca organización y encajan mal las experiencias de rechazo", añade el experto.

Cómo tratar con ellos

Según Valle, les gusta captar la atención del resto de los compañeros y hablar con todos. "Deberás esforzarte por crear un ambiente cálido y agradable a su alrededor, porque odian la tensión. Sonríe mucho, diviértete y aplaude sus tonterías. Estar con un amarillo malhumorado es todo menos divertido", advierte Thomas Erikson.

Con quién se entienden mejor

Además de con los rojos, puede tener sentido emparejarlos con los verdes. "El ritmo de trabajo será diferente, pero los dos sentirán curiosidad por el otro. El verde permitirá que el amarillo ocupe tanto espacio como quiera: uno habla y el otro escucha. A los verdes, además, se les da bien calmar a los amarillos", indica Erikson.

Verdes

Es el tipo que más abunda. En general, son vistos como los más equilibrados de los cuatro colores. Si algo valoran es la estabilidad. De acuerdo con Buenaventura del Charco, son compañeros que se caracterizan por su amor a las rutinas, las reglas y lo previsible. "Se mueven bien en vínculos sólidos y de confianza, además de en las cuestiones cotidianas y conocidas". Esto significa que, por lo general, no suelen destacar, aunque a menudo son los que aportan serenidad.

trabajo en equipo
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Puntos fuertes

"Son la amabilidad personalizada, te ayudarán siempre que lo necesites y harán todo lo que esté en su mano para preservar vuestra relación. Es una inversión para toda la vida. Son tolerantes y buenos jugadores de equipo, porque para ellos el grupo está siempre antes que el individuo", escribe Erikson en su best seller.

Puntos débiles

Los cambios no son su fuerte. Hipócrates los llamaba 'flemáticos', y es que, además de tranquilos, son más pasivos que el resto. "Encajan con el perfil de personas poco versátiles a la hora de asumir riesgos, adaptarse o tener que ser asertivos o claros a la hora de comunicar conflictos o malestar", apunta Del Charco.

Cómo tratar con ellos

Nunca les propongas situaciones arriesgadas porque sólo se mueven bien en terrenos seguros. "No les metas prisa, porque lo suyo es la constancia y mantener un ritmo propio de trabajo. Evita presionarles y dales tiempo", aconseja Valle.

Con quién se entienden mejor

"No les requerirá mucho esfuerzo llevarse bien con los azules. Se reconocerán la capacidad mutua para respirar con calma. Y como son introvertidos se sentirán seguros juntos", asegura Erikson.

Azules

Pasan por ser los más pesimistas y melancólicos. Odian hacerse notar, pero están pendientes de todo. Son reservados, analíticos y muy detallistas. "Sabes si has conocido a uno si vas a su casa y todo está en un orden muy concreto: etiquetas y nombres, y en la nevera los menús están organizados para garantizar una dieta equilibrada. Todo tiene su lugar y no hay nada fuera de sitio", describe Thomas Erikson.

mujer melancólica
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Puntos fuertes

Buscan la calidad en lo que hacen, son metódicos, reflexivos y sistemáticos. De los que se leen los manuales de instrucciones de cabo a rabo. Su forma de presentar su trabajo hace difícil cuestionarlos. Saben dónde encontraron los datos y pueden aportarlos, aunque la modestia es un rasgo de su carácter. "La información que transmiten siempre es correcta y la comunican de forma eficaz", confirma Del Charco.

Los azules (reservados) y los verdes (amables) se complementan porque les gusta trabajar serenamente y respetar los procesos establecidos

Puntos débiles

"Tienen un punto perfeccionista obsesivo, fruto de un potente miedo a la crítica o a ser señalados, lo que hace que a veces resulten excesivamente rigurosos o se muevan mal en lo ambiguo", indica Del Charco. Por otra parte, Erikson afirma que su humildad puede suponer un inconveniente en algunos casos: "Me he visto en medio de un grupo de compañeros que tratábamos de resolver un problema de forma conjunta. Y al cabo de dos horas, cuando consultamos a la persona azul, que no había abierto la boca hasta entonces, nos dio la solución. No lo dijo antes, porque, según nos informó, nadie le había preguntado".

Cómo tratar con ellos

Este experto recomienda mimetizarse. "Están preparados para hablar de su tema, tendrán un plan alternativo y uno de contingencia. Si trabajas con un azul, haz los deberes: ante la pregunta de un cliente o un jefe deberías ser capaz de responder correctamente, sólo así ganarás su confianza". Valle añade que es importante no ser muy expresivo y reconocer sus logros sin insistir demasiado.

Con quién se entienden mejor

Azules y rojos están orientados a la tarea, por lo que se complementan, aunque a los primeros les interese el proceso y a los segundos, el resultado. "Ambos se entregarán al trabajo y dedicarán sólo el tiempo justo a hablar de sus cosas", concluye Erikson.