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Entra, puntual como un rayo, al hotel donde espera el equipo. Sus ojos azules parecen llegar incluso unos segundos antes, y la prisa no le impide desplegar el modo ‘on’ de una sonrisa que la acompañará durante la sesión de principio a fin. Lo hace todo fácil, muy fácil. No es necesario que los fotógrafos pidan a Michelle Jenner (Barcelona, 1986) una pose o un gesto concreto porque, simplemente, ella ya lo da.
Su ‘expertise’ viene de serie. De haber heredado el oficio. Y de haber "aprendido con los grandes" una disciplina, un método. Y quizás un poco también de ser consciente de que, en buena parte, las revistas de moda hemos crecido con ella… y ella, claro, se crece. Algo –por no decir mucho– más reservada se muestra con su vida privada. "Mi intimidad es eso: íntima", declara.
Es su modo ‘off’, y el único momento en el que el gesto se vuelve más que prudente. Pasamos, pues, pantalla, para hablar de su último reto: el personaje de Keila en la serie más esperada del año, ‘Berlín’, la precuela de La casa de papel (Netflix). "Es una 'nerd' que se mueve muy bien entre ordenadores y el mundo virtual, pero que no se desenvuelve igual en las relaciones personales, en el mundo real. Keila tiene que enfrentarse a situaciones intensas, muy peligrosas, y se siente como pez fuera del agua", revela.
Un papel que descubre a una nueva Michelle, acostumbrada a continuos desafíos en los que no duda a la hora de ponerse siempre a prueba. Sí, tenemos por delante una larga mañana de fotos, y surge la primera duda. Hace un tiempo se viralizó un ‘post’ suyo en Instagram en el que, aludiendo precisamente a una producción para una revista, la actriz comentaba las presiones que sufren las mujeres (y no los hombres) a la hora de responder a los estándares de belleza. El 'post' arrancaba así: "Mujer. Imperfecta. Toca hacer fotos… ¡Hay que prepararse! Depílate. Eres imperfecta". Ocho años después, de nuevo ‘toca hacer fotos’. ¿Habrá cambiado su percepción?
Michelle, ¿sigues con esa presión en las sesiones de fotos? ¿Sientes todavía esa inseguridad?
Sí, creo que se nos sigue exigiendo más a nosotras que a ellos. Pero es cierto que una cosa es la presión propia y otra la externa. Pienso que he rebajado un poco la propia, intento no exigirme tanto, sobre todo a nivel estético, aceptarme como soy, pero…
¿Y cómo lo has logrado?
Trabajo siempre con el mismo maquillador y hemos encontrado la manera de, a lo mejor, prepararme en 20 o 25 minutos. Tampoco hace falta estar hora y media. Hay que sacar lo mejor de ti, mejorar lo que ya eres, pero no ponerte una máscara y ser algo que no eres.
Eres hija y hermana de actores. ¿Cómo es crecer en una familia de artistas?
El arte era lo normal a mi alrededor. Me gustaba ir a los doblajes o a los ‘castings’. No lo veía como algo negativo ni pensaba que me perdía cosas. Mi vida era así.
¿En algún momento pensaste dedicarte a otra cosa?
No. Siempre lo tuve claro. Además, mi trabajo me gusta mucho. Es mi terapia, me ayuda bastante, y me siento muy afortunada.
Profesionalmente, ¿qué es lo que ganaste dedicándote a este mundo desde tan temprano?
Hoy en doblaje todo se graba banda aparte; es decir, estás tú sola en el atril. Pero cuando era pequeñita no era así, y tuve la oportunidad de compartir atril, trabajar y aprender con grandes maestros que llevaban años dedicándose a eso. Además, gracias a él, desde niña he visto muchas escenas de películas repetidas, una y otra vez, y eso me ha enseñado bastante.
Llevas ya tiempo en la profesión. ¿Alguna asignatura pendiente?
Me queda mucho por hacer. Además, cada película es un mundo, y lo que me gusta de esta profesión es que cada personaje sea un reto, que me suponga enfrentarme a cosas nuevas y a trabajar de otra manera.
De todos los registros que has trabajado, ¿con cuál te quedas?
Lo importante es no sentirte del todo cómoda en ninguno. Siempre debes tener ese nervio que te hace estar alerta. Cada género tiene su dificultad. La comedia parece más fácil, pero hacer reír es un arte, y muy complicado encontrar el equilibrio para no pasarte.
¿Y cómo vives los momentos de impasse? Esa espera hasta que suena el teléfono para un nuevo rodaje.
Con paciencia y centrando la mente en hacer las cosas que me gustan porque cuando estás rodando es imposible. Valoro mucho ese tiempo en el que no estás trabajando porque puedo ver esa serie que hace tiempo quería ver, cultivar la mente y el cuerpo, hacer más deporte, llevar una dieta más saludable… o hacer ganchillo. Solía hacer ‘amigurumis’, esos muñequitos de ganchillo. Me relajaba mucho. Para mí, era una manera de meditar.
¿Cómo es posible ser desde hace tiempo la actriz que siempre está de moda?
Intento vivir plenamente cada trabajo y cada año de mi vida. Obvio que a todos nos gusta que un proyecto funcione, pero lo que más me gusta de mi profesión es… trabajar, estar en un rodaje, entrar en un personaje, olvidarte de ti y que cada vez sea una aventura distinta.
¿Qué esperas de ‘Berlín’? ¿Va a ser, como ya dicen, el fenómeno del año?
Creo que va a funcionar muy bien. Tiene un tono distinto al de ‘La casa de papel’. Con puntos de comedia, amor, ‘thriller’, robo… El ‘puzzle’ está muy bien hecho, es muy potente, y el equipo que hay detrás es brutal.
¿Y cuál ha sido el mayor reto que has tenido que asumir en la serie?
Encontrar esa comedia sutil, quizás, algo que fue naciendo un poco sobre la marcha. Y me ha gustado también descubrir de Keila su timidez, pero también su inteligencia.
Keila es experta en ciberseguridad, y no suele haber muchos papeles así para mujeres. ¿Crees que el cine y las series están por fin reflejando otras realidades?
Supongo que poco a poco se va abriendo todo, pero queda mucho por hacer. Por ejemplo, cuando ya llegas a los 40, sigue habiendo más papeles interesantes para ellos que para nosotras.
Cambiando de tema. ¿Qué hace una barcelonesa como tú viviendo en la sierra de Madrid?
Estuve muchos años viviendo en el centro de Madrid y me cansé, necesitaba un poco de paz. Me fui a vivir al campo porque me apetecía. Me gusta mucho plantar flores, recoger tomates, estar con mis perritos... Estar en contacto con la naturaleza creo que es una manera de hacer meditación, aunque simplemente sea salir, sentarte a que te dé el sol diez minutos, respirar y... ¡ya!
¿Qué más te da la vida?
Leer, ver cine, series… jugar y estar con mis amigos.
¿Y algo que te la quite?
Intento aceptar todo y sacar provecho incluso de algo que no me apetezca mucho hacer. Puede parecer filosofía barata, pero me parece importante disfrutar cada día y no estar siempre esperando que pase algo para ser felices.
Además de esa defensa de la mujer imperfecta, ¿en qué otras causas te reconoces?
Ahora se habla más de la salud mental y me gusta que esté encima de la mesa, que la gente joven sepa que es normal y necesario ir a un psicólogo para combatir el estrés, las fobias, la ansiedad... Me parece que es un gran avance.
¿Qué es lo que más te preocupa del futuro que puedas dejar a tu hijo?
Pones las noticias y pasan tantas cosas… Parece que todo te va grande. ¿Qué se puede hacer? Quizás ver lo que está en nuestras manos, qué puedo hacer yo en mi día a día, en mi entorno, qué valores puedo enseñar a mi hijo.
Maquillaje y peluquería: Pedro Cedeño (NS Management) para Dior y Leonor Greyl. Producción: Marta Sánchez. Agradecimientos: Coolrooms.
