Hace ya semanas que vivimos un nuevo 8 de marzo y la brecha salarial continúa siendo una asignatura pendiente para la sociedad. Y es que, de acuerdo con un informe de UGT, en la Unión Europea las mujeres cobran por hora una media del 13% menos que los hombres, lo que equivale a un mes y medio de salario (47 días). En España el porcentaje es algo menor, del 9,4%, es decir, 34 días menos de trabajo al año.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que en 2020 el salario anual más frecuente en las mujeres era de 13.531,7 euros, es decir, tan solo un 73,2% del que es más frecuente en los hombres, que asciende a 18.491,7 euros. Un porcentaje que se sitúa en el 81,5% tomando como referencia el salario mediano y el 81,3% si se utiliza el medio bruto.

Las diferencias salariales no acaban aquí. Si se toma como referencia la jornada a tiempo completo, el salario de la mujer se acerca más al del hombre, pues representa el 91,8%. Sin embargo, si solo se mira el trabajo a tiempo parcial (al que las mujeres optan más que los hombres), el porcentaje es del 87,9%. Por su parte, el salario por hora de las mujeres (16,4 euros) alcanza el 95% del salario por hora de los hombres (17,2 euros) al considerar el trabajo a tiempo completo. Es, sin embargo, del 83,2% en el caso de la jornada a tiempo parcial.

A pesar de que estamos en 2023, estas diferencias siguen marcando las relaciones laborales en la sociedad. Pero, ¿qué es exactamente la brecha salarial? Y, lo más importante, ¿podemos hacer algo para combatirla o debemos resignarnos a que las cosas nunca cambien del todo?

¿Qué es la brecha salarial?

La brecha salarial es, lisa y llanamente, la diferencia que existe entre los salarios que reciben los hombres y las mujeres. Con la incorporación plena de la mujer al mercado laboral y las medidas que se van tomando para fomentar la igualdad (como la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad) se ha ido reduciendo esta brecha a lo largo de los años, pero lo cierto es que persiste.

¿Por qué existe la brecha salarial?

No hay solamente una causa y, de hecho, todos los motivos que explican la existencia de la brecha salarial se interrelacionan entre sí. Pero la explicación más sencilla es la siguiente: la brecha salarial existe porque aún hay grandes desigualdades entre hombres y mujeres a nivel económico y social.

Entre las razones se encuentra la discriminación pura y dura. En algunas empresas los hombres siguen cobrando más que las mujeres por hacer el mismo trabajo o uno del mismo valor. Pero la discriminación no siempre es directa, sino que a veces se produce de forma velada a través de algunas prácticas que llevan a la desigualdad, aunque no estén diseñadas con ese propósito.

El hecho de que en algunos sectores haya presencia mayoritaria de hombres (como en la construcción) o de mujeres (como en el sector sanitario) también ayuda a crear esa brecha salarial, pues en los segundos se suelen pagar peores sueldos.

Además, muchas mujeres no hacen trabajos a tiempo completo dado que soportan la mayor parte del peso del trabajo del hogar y los cuidados y buscan más la conciliación, lo que inevitablemente conduce a que no puedan optar a puestos de responsabilidad. Es el conocido como techo de cristal.

De hecho, en las empresas del Ibex 35 hay 435 personas que se sientan en sus consejos de administración, los máximos órganos de decisión de las compañías, de los que la gran mayoría, 272, son hombres. El resto, 163, son mujeres. Y por el momento solamente 17 de esas 35 empresas cumplen con el objetivo de que las mujeres representen al menos el 40% de los miembros del consejo de administración.

También las prácticas tradicionales de la sociedad pueden coadyuvar a crear esta brecha salarial, algo que se aprecia claramente con los estudios que eligen mayoritariamente las mujeres. Aunque han aumentado a lo largo de los últimos años, lo cierto es que el número de chicas que decide estudiar carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es aún bajo comparado con el de los chicos que toman esa misma decisión.

¿Qué consecuencias tiene?

Como es lógico, la mayor consecuencia que tiene la existencia de la brecha salarial es que las mujeres obtienen menos ingresos a lo largo de su vida, lo que deriva en disponer de una pensión más baja en el momento de la jubilación. Y no solo eso, sino que las mujeres también corren un mayor riesgo de entrar en una situación de pobreza.

¿Cómo combatir la brecha salarial?

"Podemos decir que aún existe brecha salarial", explica Eva Blasco, presidenta de la Asociación de Empresarias y Profesionales de Valencia EVAP, para quien se trata de "un problema estructural y social" cuya solución "no se encuentra exclusivamente en las empresas". Es por eso que para combatirla es fundamental "introducir medidas para la corresponsabilidad de hombres y mujeres, que no sean las mujeres en quienes recaigan siempre las funciones del hogar". También propone Blasco "establecer planes de igualdad que permitan identificar los sesgos".

Además, desde el Observatorio Igualdad y Empleo exponen que es necesario ofrecer mayor transparencia en relación con las retribuciones y efectuar más auditorías salariales para garantizar que no se están produciendo desigualdades.

Asimismo, es necesario crear más empleo de calidad, promover el crecimiento profesional de las mujeres e impulsar la igualdad de género y de oportunidades entre hombres y mujeres a través de la educación y de la sensibilización de la población.