Tres meses después de las elecciones generales, parece que el PSOE y Sumar han llegado a un acuerdo para gobernar en coalición durante los próximos cuatro años. Ambos partidos han pactado una serie de medidas (¡más de 200!) que supondrán los ejes del nuevo gobierno en el caso de que Pedro Sánchez sea investido con un apoyo suficiente de otras formaciones. Una de las más importantes es la reducción de la jornada laboral.

Y es que la conciliación y el tiempo libre son cada vez más importantes para los trabajadores, como demuestran muchos estudios recientes. Uno de Infojobs publicado este año concluía que solamente el 35% de los trabajadores afirma que le resulta fácil conciliar, frente al 41% que lo consideraba así hace un año. Es decir, cada vez menos. Los empleados de entre 35 y 44 años son los que más afectados se ven por esta situación.

La medida que ahora se pone sobre la mesa podría acabar con, al menos, parte del problema y evitar fenómenos como el 'grumpy staying' o el 'quiet quitting'. En concreto, ambas formaciones políticas han acordado que la jornada laboral se reduzca progresivamente hasta 37,5 horas semanales, frente a las 40 que suelen emplear en el trabajo aquellos que cuentan con jornada completa.

Lo cierto es que todavía falta mucho para que esta reducción de la jornada esté vigente, pues primero ha de conformarse el nuevo gobierno -para lo cual el aspirante a presidente deberá superar con éxito una complicada investidura- y, después, este deberá elaborar una ley que introduzca las nuevas obligaciones de las empresas y los trabajadores. Más adelante, ese proyecto deberá iniciar y superar el trámite parlamentario, que suele alargarse meses. Pero, por el momento, aquí te dejamos las claves más importantes de esta medida.

¿Qué es la reducción de la jornada laboral?

Esta medida implica, como su nombre indica, una disminución de las horas que se dedican al trabajo, que en la mayoría de empleos a jornada completa suelen ser 40, según se fijó en los años ochenta. El acuerdo al que han llegado PSOE y Sumar prevé reducir la jornada progresivamente, llegando hasta las 38,5 horas en 2024 y hasta las 37,5 ya en 2025. Según los sindicatos, esta medida afectará a unos 10 millones de trabajadores.

De esta forma, la jornada diaria dejaría de ser de 8 horas y pasaría a ser de 7,5 durante cinco días a la semana. Hay convenios que ya establecen estas jornadas, tanto en empresas privadas como en la Administración, pero si no estás en ese grupo y sigues currando 8 horas al día en principio podrías beneficiarte de la medida. No obstante, habrá que esperar a que esta se concrete para conocer los detalles.

¿Me quitarán parte del sueldo?

No. O, al menos, así se recoge en el acuerdo entre los dos partidos políticos. PSOE y Sumar han pactado que la disminución de la jornada se produzca sin sufrir una reducción del sueldo. Algo que, por lo pronto, no ha gustado nada a los representantes de los empresarios. Los sindicatos, en cambio, urgen a que se aplique cuanto antes y, de hecho, proponen que se reduzca aún más.

¿Se ha probado alguna vez?

Más o menos. La reducción a 37,5 horas a la semana ya se aplica en algunas empresas privadas y en parte de la Administración. Además, hace unos días se daban a conocer los resultados de un proyecto piloto puesto en marcha por el Ayuntamiento de Valencia para probar la jornada de cuatro días aprovechando cuatro lunes festivos en la ciudad entre los pasados mayo y junio.

¿Cuáles son sus pros y contras?

Los sindicatos creen que esta medida aumentará la productividad de las empresas y mejorará la motivación de los trabajadores. Los empresarios, por el contrario, consideran que la productividad no va a mejorar y que sencillamente aumentarán los costes laborales, algo especialmente perjudicial para las pymes. Lo cierto es que muchas empresas, sobre todo grandes, ya cuentan con jornadas inferiores a las 40 horas y siguen funcionando.

Tomando como referencia el estudio realizado por el Ayuntamiento de Valencia, sus conclusiones hablan de una mejora en la conciliación de los trabajadores, que durante ese tiempo pudieron pasar más tiempo con su familia y amigos, al tiempo que pudieron hacer más deporte y cocinar más en casa, con todos los beneficios que eso conlleva. Además, se redujo la contaminación.

La cara B la sufrieron los comercios, que vieron cómo sus ventas cayeron fuertemente al haber cuatro festivos en el mes. De hecho, el gasto de los ciudadanos se trasladó del comercio al ocio, con lo cual la hostelería sí se vio beneficiada.