No les prestamos demasiada atención, pero las hormonas dirigen nuestro cuerpo y nuestra mente. «Son mensajeros químicos que transmiten información e instrucciones a las células y los órganos», explica Belinda Kirkpatrick en su libro 'La salud de tus hormonas' (ed. Zenith). Nos dan energía, hacen que estemos felices, nos ayudan a dormir, controlan el hambre y el deseo sexual, contribuyen a que nos quedemos embarazadas… De su equilibrio depende nuestra salud y bienestar. Te explicamos cómo convertirlas en tus aliadas incluso en los momentos más complicados.

‘Bye, bye’ a las molestias mensuales: estrógenos y progesterona en equilibrio

Vivir la menstruación como si fuera un drama o, por el contrario, hacerlo con naturalidad, depende del equilibrio entre estrógenos y progesterona. «Cuando este es óptimo, los síntomas negativos son mínimos», afirma Belinda Kirkpatrick. Si se pone en peligro esa estabilidad, aparecen el dolor menstrual, la retención de líquidos, la sensibilidad en el pecho, el mal humor… Para compensar la balanza, evita los lácteos y las bebidas con extra de azúcar; come cinco frutas al día; bebe infusiones (hinojo, regaliz, manzanilla, menta, jengibre) y no tomes nada de alcohol ni cafeína.

En busca del bebé con tranquilidad

Cuando intentas quedarte embarazada, vives una montaña rusa emocional de la que, en buena medida, son responsables tus hormonas sexuales. ¿Cómo ayudarlas a recuperar la calma? «Aumenta la ingesta de antioxidantes, como cúrcuma, semilla de chía, salmón, cacao crudo, verduras de colores…; elige productos frescos y de temporada; evita el alcohol y la cafeína cuatro meses antes de empezar a intentarlo (también debe hacerlo tu pareja); practica mindfulness al atardecer; reduce el consumo de gluten y azúcar, y minimiza el ejercicio intenso: mejor camina y haz suaves estiramientos», aconseja Belinda Kirkpatrick.

¡Fuera antojos!

Durante la gestación, nuestro bienestar lo determinan tres hormonas: la progesterona, que favorece el engrosamiento del tejido que envuelve el útero, preparándolo para la implantación del óvulo; la hCG, conocida como la hormona del embarazo, responsable de mantenerlo y culpable de las náuseas, y la lactógena, que estimula las glándulas que producen leche.
El cuidado de la dieta se impone: nada de embutidos ni carnes poco hechas. ¿Antojos salados? Las culpables son las glándulas suprarrenales que reclaman así los minerales que echan en falta, como el hierro.

Sin engordar

Existen desajustes hormonales que pueden hacer que tengas dificultades para adelgazar. Por ejemplo, según afirma el doctor en Fisiología del Ejercicio Luis Perea, «con la edad, se producen menos hormonas del crecimiento; también puede influir algún trastorno en la glándula tiroidea, encargada de aspectos como el desequilibrio de agua corporal, el balance entre hormonas masculinas y femeninas, o la producción de cortisol (que favorece el aumento de grasa)». ¡Y atención al estrés! Suprime el chocolate y la comida basura; mejor, toma fruta o frutos secos.

Se acabó contar ovejas

Que duermas bien o no tiene mucho que ver con los índices de serotonina que tiene tu cerebro. «Para mantener los niveles óptimos, resulta imprescindible llevar una correcta alimentación, ya que el organismo es capaz de sintetizar este neurotransmisor a partir del triptófano, un aminoácido esencial que se obtiene de los alimentos», recomienda Luis Perea, de la Clínica Tintoré & Brasó, en Barcelona. Contra el insomnio, el experto propone llenar la despensa de pavo, pollo, pescado azul, lácteos, plátanos, aguacate, cereales, semillas… Y no se te ocurra cenar tarde ni incluir productos que provoquen una digestión pesada, como el alcohol y las grasas.

Espejito, espejito, borra mis granitos

Las hormonas pueden hacer que el día que tienes una gran cita te salga una horrible espinilla; que la funda de tu almohada amanezca llena de pelos, o que debas depilarte con frecuencia. «Un alto índice de testosterona hace que aparezca acné y exceso de vello, pero un déficit causa pérdida de colágeno y aparición de arrugas», explica la doctora Rebeca García, de Clínica DoctorLife. «Evita los alimentos procesados y la contaminación: ambos tienen sustancias similares a las hormonas, las imitan y bloquean las actividades que estas llevan a cabo», recomienda la especialista.

Más relajada, mucho más feliz

Si hay un hormona responsable de la motivación y el placer en nuestro cuerpo, esa es la dopamina, capaz de dar energía, alegría y bienestar. Según el quiropráctico Ata Pouramini, autor del libro 'Tú eres tu medicina' (ed. Vivir Books), para elevar los niveles de esta hormona hay que hacer ejercicio, practicar la meditación y llevar una dieta sana con alimentos ricos en magnesio (como los frutos secos y el plátano). Tomarse una hamburguesa con patatas no sube la moral: da placer en el momento, pero luego produce el bajón propio de las grasas saturadas ya que desciende los niveles de dopamina. Otras aliadas, según el doctor Perea, son las endorfinas, con un potente efecto analgésico. Para elevar sus niveles, descansa, busca situaciones placenteras, ríete mucho, y practica la respiración consciente a modo de relajación.

¿NECESITAS AYUDA?

Muchas veces, para equilibrar tus hormonas basta con reajustar hábitos cotidianos como hacer ejercicio, llevar una alimentación más saludable, elegir líneas de cuidado personal ecológicas o excluir los productos químicos de tu día a día. Si con esas pequeñas pautas no logras alcanzar un balance saludable,
es hora de pedir cita con un endocrino.